27/11/08

La música y yo

En más de una ocasión mis amigos o conocidos han debido escucharme decir: “Yo no escucho música” o “no me gusta la música”. Y en base a una conversación que tuve la semana pasada, me veo en la situación de, no tanto retractarme, pero si explicarme.

Me encanta la música. Es como una droga. Cuando la escucho y va a mi cabeza, me viene una visión. Ya sea una escena, una representación de un sentimiento o hasta una idea.

Pero lo que no hago es buscarla, estudiarla.

No me interesa quién escribió “hijo de la luna”, o como se llama esa la del hacha en la cabeza. No me importa si el guitarrista de un grupo se murió en cierta década y por eso el grupo no es el mismo desde entonces. Me vale un pito que el vocalista de aquí se fue para allá pero no sin que antes el baterista se fuera para otro lado.

Yo escucho música según me viene.
Si la escucho en un boliche, bien.
Si la escucho porque alguien quiere que la escuche, bien.
Si me voy de vieje y ponen música, bien.
Si nunca más en mi vida vuelvo a escuchar música, bien también.

Para mí escuchar música es uno de los tantos actos aleatorios que rodean mi vida y nunca pero nunca será dueña de mi estado de ánimo. Y para los que se pregunten: “¿y cómo sabes que te gusta si no conoces ni el nombre de la canción o el autor?”

Simple, si la escucho y me gusta, me gusta.
Si la escucho y ni me gusta, no me gusta.

No sé de música, no porque no la disfrute, sino porque no me interesa.

1 comentario:

betokkikke dijo...

¡Éjele, ésta jugarreta de Euterpe salió muy bien parada en contra de usted y ni modo...! Nada resulta más demoledor que argumentar más de dos líneas sobre algo que no te interesa, acaso Serge GAINSBOURG tiene razón cuando alegaba que la música es un arte menor pues no requiere de iniciación.Felicidaes de cualquier modo por tu texto del cinzano y aquel "¡púdrete!" amoroso. betokkikke